Anansi, el Hombre Araña

Origen: Ghana (Variante popular)

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Había una vez en la antigua tierra de África, un astuto y travieso personaje llamado Anansi, conocido como el Hombre Araña. Anansi no era como cualquier otra araña; era inteligente, ingenioso y siempre estaba en busca de aventuras. Su fama de astucia se extendía por toda la selva, y los animales lo conocían como el rey de los engaños.

Un día, Anansi decidió embarcarse en una nueva búsqueda. Había escuchado hablar de una colección de historias mágicas que estaban guardadas en el cielo, en la morada del dios Nyame. Anansi pensó que si pudiera obtener esas historias, tendría el tesoro más valioso de todos. Con su mente astuta, ideó un plan para convencer a Nyame de que le entregara esas preciadas historias.

El Hombre Araña tejió una intrincada red de engaños y trampas. Se acercó a Nyame con una sonrisa amistosa y le propuso un trato. Anansi le dijo al dios que le tejía una maravillosa tela con hilos de oro, y a cambio, Nyame le entregaría las historias mágicas. Nyame, intrigado por la oferta, aceptó el trato y le entregó a Anansi las historias guardadas en una caja fuerte en el cielo.

Triunfante, Anansi regresó a la Tierra con su tesoro. Pero, a medida que se alejaba de la morada de Nyame, se dio cuenta de que cargar la caja de historias era más difícil de lo que imaginaba. La caja era pesada, y Anansi temía que se le cayera. Fue entonces cuando se cruzó con Snake, la serpiente.

Snake, astuta a su manera, vio la carga de Anansi y le propuso un intercambio. Le ofreció llevar la caja a cambio de una parte de las historias. Anansi, pensando que podía engañar a Snake también, aceptó el trato. Entregó una porción de las historias a Snake y continuaron juntos su camino.

Pronto, Anansi se encontró con otros animales en su camino: Monkey, la mono, y Tiger, el tigre. Cada uno de ellos vio la caja de historias y propuso un intercambio similar. Anansi, en su astucia, les entregó parte de las historias a cambio de que llevaran la caja. Sin embargo, lo que no sabía Anansi era que cada uno de los animales también había hecho tratos entre ellos para obtener más historias.

Finalmente, Anansi llegó a su hogar y abrió la caja, emocionado por disfrutar de las historias mágicas. Pero para su sorpresa, solo quedaba una pequeña fracción de las historias originales. Cada animal había tomado su parte y, sin darse cuenta, Anansi se había quedado con muy poco.

En ese momento, los animales se revelaron, revelando sus engaños y traiciones. Anansi se sintió engañado y furioso consigo mismo por no haber sido lo suficientemente astuto para prever los planes de los demás. Fue entonces cuando Nyame, el dios, apareció ante él.

Nyame, con sabiduría, le dijo a Anansi: "La astucia y la inteligencia son dones valiosos, pero deben usarse con sabiduría y honestidad. Has perdido las historias mágicas porque intentaste engañar a todos a tu alrededor. A veces, la verdadera riqueza no se encuentra en la astucia, sino en la honestidad y la colaboración."

El Hombre Araña aprendió una lección importante ese día. Comprendió que la verdadera astucia no radica en engañar a los demás, sino en actuar con sabiduría y bondad. Anansi se disculpó con los demás animales y prometió ser más honesto en el futuro.

La moraleja de la historia de Anansi es clara: la astucia y la inteligencia son valiosas, pero deben ser guiadas por la honestidad y la sabiduría. Engañar y traicionar pueden llevar a pérdidas inesperadas. En la vida, es importante ser astuto, pero también es esencial ser honesto y colaborativo para alcanzar verdaderamente el éxito.

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