La Leyenda de Cadejo

Origen: Centroamérica (Variante popular)

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Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de montañas imponentes, vivía una comunidad que creía fervientemente en las leyendas que pasaban de generación en generación. Una de las historias más cautivadoras era la Leyenda de los Cadejo, seres misteriosos que vagaban por la noche.

Cuenta la leyenda que, en las noches más oscuras, dos criaturas místicas caminaban entre las sombras. Uno era el Cadejo blanco, una figura majestuosa con un pelaje resplandeciente que iluminaba su camino. El otro era el Cadejo negro, de aspecto temible, con ojos brillantes y pelaje oscuro como la noche.

Se decía que el Cadejo blanco protegía a los viajeros perdidos y los guiaba de regreso a salvo a sus hogares. Por otro lado, el Cadejo negro, con sus intenciones malévolas, acechaba a aquellos que se aventuraban por caminos peligrosos, tentándolos hacia la perdición.

Una noche, un joven valiente llamado Diego decidió desafiar la advertencia de su abuela y aventurarse por el bosque oscuro. A medida que caminaba, el susurro del viento y el crujir de las ramas lo hicieron sentir incómodo. En ese momento, el Cadejo negro emergió de la oscuridad, con sus ojos brillando con malicia.

"¿A dónde crees que vas, joven imprudente?" gruñó el Cadejo negro, bloqueando el camino de Diego.

Diego, asustado pero decidido, le respondió: "No tengo miedo. No permitiré que me detengas".

En ese instante, el Cadejo blanco apareció, emanando una luz cálida que disipó las sombras del Cadejo negro. Los dos seres se enfrentaron, una batalla entre la oscuridad y la luz que iluminaba el bosque. Finalmente, el Cadejo negro se retiró, derrotado por la fuerza del bien.

Diego agradeció al Cadejo blanco por salvarlo y le preguntó por qué lo había protegido. El Cadejo blanco respondió con sabiduría: "En la oscuridad de la noche, cada elección que hagas define tu destino. Hay fuerzas que te guiarán hacia la luz y otras que te tentarán hacia la oscuridad. Depende de ti elegir el camino correcto".

Diego regresó a su pueblo con una lección aprendida y compartió la historia de su encuentro con los Cadejos. La leyenda se propagó aún más, recordando a la gente la importancia de tomar decisiones sabias en sus vidas.

La moraleja de la Leyenda de los Cadejo es clara: en la oscuridad de nuestras vidas, siempre enfrentamos elecciones que determinarán nuestro destino. Hay influencias positivas y negativas que nos rodean, y depende de nosotros decidir qué camino seguir. La luz de la bondad y la sabiduría siempre está presente para guiarnos, pero también debemos ser conscientes de las sombras que buscan desviarnos. Enfrentemos nuestras decisiones con valentía y elijamos el camino que nos lleve hacia la luz, como Diego en su encuentro con los misteriosos Cadejos.

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