Caperucita Roja
Origen: Francia (Charles Perrault)
Compartir:

Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, así llamada por la capa roja que siempre llevaba puesta. Un día, su madre le pidió que llevara una cesta con comida a su abuelita, que vivía al otro lado del bosque.
Caperucita Roja, emocionada por la tarea, se despidió de su madre y se adentró en el espeso bosque. Mientras caminaba, se encontró con un astuto lobo que, al verla, le preguntó a dónde iba.
"Voy a visitar a mi abuelita, que está enferma, y llevo esta cesta con comida para ella", respondió inocentemente Caperucita Roja.
El lobo, con malas intenciones, ideó un plan. Engañó a la niña para saber más detalles sobre la ubicación de la casa de la abuelita y se adelantó por un camino más corto.
Una vez en la casa de la abuelita, el lobo tocó suavemente la puerta. La voz del lobo, disfrazada de la de Caperucita Roja, tranquilizó a la abuelita, quien, creyendo que era su nieta, le abrió la puerta sin dudarlo.
El lobo, disfrazado, se abalanzó sobre la abuelita y la encerró en el armario. Se puso su gorro y se metió en la cama, esperando a que llegara Caperucita Roja.
Cuando Caperucita Roja llegó a la casa de su abuelita, notó algo extraño en su comportamiento. "Abuelita, ¿qué ojos tan grandes tienes?", preguntó.
"Son para verte mejor, querida", respondió el lobo, intentando parecer la abuelita.
Confundida por la apariencia de su abuelita, Caperucita Roja se acercó más. "Abuelita, ¿qué orejas tan grandes tienes?"
"Son para escucharte mejor, querida", respondió nuevamente el lobo, intentando ocultar su verdadera identidad.
Perpleja por la situación, Caperucita Roja siguió cuestionando. "Abuelita, ¿qué dientes tan grandes tienes?"
En ese momento, el lobo salió de la cama y reveló su verdadero ser. Caperucita Roja, asustada pero valiente, gritó pidiendo ayuda.
Afortunadamente, un cazador que pasaba cerca escuchó los gritos y acudió al rescate. El cazador logró salvar a Caperucita Roja y a su abuelita del lobo, quien huyó asustado.
La moraleja de esta historia es que debemos ser cautelosos con los extraños y no confiar en cualquier persona que conocemos por su apariencia. Es importante estar alerta y buscar ayuda si nos sentimos en peligro.Mira más cuentos