El Bagre y la Lámpara

Origen: Colombia (Variante popular)

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Había una vez, en un pequeño pueblo a orillas de un río, un bagre curioso llamado Filipo. Filipo vivía en las aguas cristalinas del río, explorando cada rincón en busca de aventuras. Un día, mientras nadaba cerca de la orilla, Filipo encontró una misteriosa lámpara brillante. Intrigado, decidió investigar y, con un movimiento ágil de su cola, la sacó del agua.

Al frotar la lámpara con sus aletas, de repente, un genio salió de su interior. El genio, con una voz resonante, anunció: "Filipo, has liberado mi espíritu. Como recompensa, concederé tres deseos". Filipo, emocionado por esta inesperada oportunidad, pensó cuidadosamente en lo que quería.

"Mi primer deseo", dijo Filipo con determinación, "es ser el pez más rápido del río". Al instante, Filipo sintió una energía renovada en sus aletas, y se convirtió en un bagre increíblemente veloz. Nadaba a través del agua con una velocidad que dejaba a todos los demás peces sorprendidos.

Con su nuevo don, Filipo exploró el río a una velocidad vertiginosa, pero pronto se dio cuenta de que su rapidez no lo hacía más feliz. Se sentía solo y anhelaba la compañía de otros peces. Entonces, decidió utilizar su segundo deseo con sabiduría.

"Para mi segundo deseo", expresó Filipo con determinación, "quiero tener amigos leales que compartan mis alegrías y tristezas". El genio, complaciente, hizo que aparecieran a su alrededor peces de diferentes colores y tamaños, cada uno con una personalidad única. Filipo estaba encantado de tener compañía y formó lazos profundos con sus nuevos amigos.

La vida junto a sus amigos fue maravillosa, pero Filipo se dio cuenta de que la felicidad no duraría para siempre. Comprendió la importancia de tomar decisiones sabias con su último deseo.

"Para mi tercer y último deseo", reflexionó Filipo, "quiero que todos los peces del río sean capaces de vivir en paz y armonía, sin temor a depredadores o peligros". El genio, conmovido por la nobleza de este deseo, transformó el río en un lugar seguro y próspero para todos los habitantes acuáticos.

Con sus tres deseos cumplidos, Filipo vivió una vida plena y feliz. El río estaba lleno de risas y amistad, y Filipo se convirtió en un líder respetado entre los peces. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Filipo empezó a notar que la lámpara perdía su brillo y se volvía opaca.

Un día, mientras nadaba cerca de la lámpara, Filipo escuchó la voz débil del genio saliendo de ella. "Filipo, tu generosidad y sabiduría han transformado este río en un lugar mágico. Pero ahora, mi tiempo en esta lámpara ha llegado a su fin".

El genio agradeció a Filipo por sus deseos sabios y se desvaneció, dejando la lámpara sin magia. Filipo, aunque triste por la desaparición del genio, entendió que la verdadera magia estaba en las elecciones que hizo y en cómo había mejorado la vida de todos en el río.

La moraleja de la historia es que la verdadera felicidad no se encuentra en la velocidad, la riqueza o el poder individual, sino en el amor, la amistad y la generosidad. Filipo aprendió que compartir la felicidad con los demás y tomar decisiones sabias puede crear un mundo mejor para todos.

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