El Diablo y el Maíz
Origen: Ecuador (Variante popular)
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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de campos de maíz dorado, un granjero llamado Pedro. Pedro era conocido por ser un hombre trabajador y generoso, siempre dispuesto a ayudar a sus vecinos. Sin embargo, a medida que los años pasaban, la cosecha de maíz de Pedro empezó a disminuir, y con ello, su felicidad y prosperidad.
Una noche oscura, mientras Pedro se preocupaba en su granja, un extraño visitante apareció. Era un hombre vestido de negro, con ojos penetrantes y una sonrisa astuta. Se presentó como El Diablo y le ofreció a Pedro un trato: a cambio de su alma, El Diablo prometió hacer que los campos de maíz de Pedro florecieran como nunca antes.
Pedro, tentado por la idea de la abundancia y la riqueza, aceptó el trato sin dudar. Al día siguiente, los campos de maíz de Pedro estaban más verdes y frondosos de lo que jamás había imaginado. Las mazorcas eran enormes y su granja prosperaba como nunca antes. El Diablo, satisfecho con su trato, desapareció en la oscuridad.
Los años pasaron y Pedro disfrutó de la riqueza que le proporcionó el trato con El Diablo. Sin embargo, a medida que acumulaba más y más riqueza, Pedro se volvió codicioso y olvidó su generosidad hacia sus vecinos. Los habitantes del pueblo notaron el cambio en Pedro y comenzaron a alejarse de él.
Un día, Pedro decidió organizar una gran fiesta para mostrar su riqueza. Invitó a todos los habitantes del pueblo, pero ninguno quiso asistir. En su desesperación, Pedro invocó a El Diablo una vez más, buscando una solución para su soledad.
El Diablo apareció y le recordó el trato que habían hecho. Sin embargo, esta vez, la propuesta era diferente. El Diablo le ofreció a Pedro una oportunidad de redimirse. Le dijo que plantara una última cosecha de maíz, pero esta vez, en lugar de quedarse con toda la cosecha para sí mismo, debía compartirla con sus vecinos y aprender la importancia de la generosidad.
Pedro, arrepentido de sus acciones pasadas, aceptó la propuesta de El Diablo. Plantó una cosecha de maíz y, cuando llegó el momento de la cosecha, compartió generosamente los frutos de su trabajo con todos los habitantes del pueblo. La comunidad se unió para celebrar y perdonar a Pedro por sus errores pasados.
El Diablo, satisfecho con la transformación de Pedro, desapareció una vez más. Desde ese día, Pedro se convirtió en un hombre humilde y generoso, valorando la importancia de la comunidad sobre la riqueza material.
Moraleja: La codicia y la búsqueda desenfrenada de riqueza pueden llevar a la soledad y la infelicidad. La verdadera prosperidad se encuentra en la generosidad y la conexión con la comunidad.Mira más cuentos